El mundo está dividido, debemos entenderlo ahora mismo, antes de que sigamos tomando decisiones con base en una perspectiva limitada de las interacciones humanas, no todos somos iguales, y no, no hago referencia a la indiscriminada brecha socio económica sino mas bien a la clara división de estilos de comportamiento señalada por Carl Jung en su texto Tipos Psicológicos. Hay dos clases de personas:
Introvertidos
Las introversión es una actitud típica que se caracteriza por la concentración del interés en los procesos internos de las personas. Los introvertidos se interesan principalmente por sus pensamientos y sentimientos, por su mundo interior. Tienden a ser profundamente introspectivos y entienden el mundo dentro de su mente.
Extrovertidos
La extraversión, por el contrario, es una actitud típica que se caracteriza por la concentración del interés en un objeto externo. Los extravertidos se interesan por el mundo exterior de la gente y de las cosas, tratan de ser más sociables y de estar más al tanto de lo que pasa en su entorno, por lo tanto entienden su mundo en el exterior de su mente.
Nadie es completamente introvertido, ni absolutamente extravertido.
Todas las personas cuentan con un conjunto de comportamientos orientados a los dos estilos, sin embargo tienen una marcada preferencia por uno u otro, esa preferencia es producto de decisiones conscientes o inconscientes que les han llevado a formar su carácter y a reaccionar ante estímulos organizacionales de una manera determinada.
Esa preferencia lleva a cada individuo a favorecer una u otra actitud. En una reunión de negocios, los introvertidos y extrovertidos actuaran de forma distinta de acuerdo a su estilo natural, la reflexión y el análisis de un lado de la mesa y la participación e interacción del otro, podemos reconocer que estos dos comportamientos antagónicos al ser mutuamente excluyentes generarán en un equipo poco desarrollado y entrenado las bases de constante conflicto.
Los gerentes tienen la responsabilidad de dominar el conocimiento de las teorías de estilos de personalidad en cualquiera de sus vertientes MBTI, DISC, etc. Esto en aras de comprender que ninguno de los dos estilos es mejor que el otro y de generar empatía en los procesos de comunicación con los demás gerentes y con sus equipos de trabajo.
El desafío a vencer no es el estilo que cada líder en la organización tiene, son las posturas rígidas y poco empáticas que asumen cuando se enganchan emocionalmente con algunos temas delicados al no tener dominio de la inteligencia emocional que describe Daniel Goleman, como lo describimos en el blog anterior, existen mecanismos que nos permiten advertir que aparece la semilla del conflicto.
Un gerente hábil que domina la famosa herramienta de Coaching: El modelo del observador, advierte rápidamente la posición desde la que los interlocutores vierten su punto de vista y se da cuenta que en ocasiones es más apropiada la introversión y otras veces lo es la extraversión.
No se puede mantener en forma concurrente una actitud introvertida y otra extravertida, pero si podemos mostrar una amplia flexibilidad en nuestro comportamiento en cada una de interacciones sociales que tenemos con objeto de alcanzar los resultados que nos proponemos, esto no significa que seamos volubles, manipuladores o hipócritas, cuando adoptamos los dos estilos de forma natural y de forma congruente, somos más empáticos y adaptables lo que nos beneficia al reducir el nivel de conflicto y el desgaste producido por diferencias de posición que desvían la atención de los argumentos y temas relevantes de la agenda organizacional.
El ideal es adoptar la actitud que resulte más apropiada para cada individuo, como hacemos notar en nuestra Leadership Academy, solemos ser educados bajo la premisa de tratar a los demás como nosotros queremos que nos traten, sin embargo este supuesto no tiene una aplicación práctica cuando evidenciamos que no todos somos iguales, y que un camino más propicio para la construcción de acuerdos es tratar a los demás como ellos quieren ser tratados, lo que implica evidentemente que tenemos que hacer un esfuerzo por conocerlos e identificar sus preferencias de comportamiento.
El primer paso para terminar con las constante batallas generadas por la falta de empatía organizacional corre a cargo en primera instancia de cada individuo, al reconocer cual es su estilo de comportamiento natural, aceptarlo y aprender a ser flexible. Las demás personas no tiene que hacer nada porque como lo indica Spencer Jhonson:
En BLGroup contamos con diversas herramientas que permiten a los líderes a dominar de forma práctica las herramientas de estilos de personalidad, ofreciéndoles conocimiento práctico que mejorara su efectividad al interior de las organizaciones en el marco de nuestra Leadership Academy.
Profundicemos en el tema
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